Propuestas para disfrutar de la segunda provincia más montañosa del país, de sus playas, sus pueblos encantadores, su rica gastronomía... Lo hago y te lo cuento.
La excursión a Font de Vivens que yo hice es muy fácil y corta, ideal para llevar niños o gente poco acostumbrada a caminar por la montaña. Pertenece al término municipal de Jijona, en la comarca de l’Alacantí.
Llegamos en coche hasta prácticamente la zona recreativa siguiendo estas indicaciones, si bien es cierto que el tramo final por pista de unos 9 kilómetros se hace un poco largo por el traqueteo del coche, aunque brinda hermosas vistas al campo espacioso.
Desde allí, iniciamos nuestra ruta circular hasta la propia Font de Vivens, que por desgracia, y dada la época del año, no emanaba agua, y seguimos de regreso a la zona recreativa.
Llevamos tortilla, ensaladas y bocatas para comer en las mesas del merendero y después jugamos a la pelota bajo la pinada. También hay una pequeña casa refugio. Los pinos propician una sombra muy agradable. Fue una excursión fácil, cómoda y familiar. ¡Un día fantástico que recomiendo a todos!
Los casi dos kilómetros del paseo marítimo de El Campello me encantan porque en cualquier época del año, hay ambiente. Ofrece una variada oferta para comer o picar algo, aún quedan unas pocas casas bajas tradicionales marineras y en el extremo más septentrional, una vez pasamos el puerto deportivo, están los Baños de la Reina: un precioso enclave ideal para practicar snorkel y disfrutar del Mediterráneo.
Pero empezaremos nuestro recorrido por el otro extremo, el punto más al sur. Aunque al final de esta entrada daré más información sobre los Baños de la Reina, quiero aprovecharla para recomendarte algunos sitios donde tomar algo.
En primer lugar encontramos una de las terrazas más concurridas, sobre todo a primera hora de la mañana: Chocolates Valor. Hay múltiples opciones para desayunar o merendar, empezando por el tradicional chocolate con churros; yo recomiendo probar la Coffe cup.
Pocos metros después, otro sitio que me encanta, el Bernie’s. Ofrece una carta con platos típicos británicos, como fish and chips, pollo al curry o patatas asadas rellenas. Los camareros hablan un perfecto español, aunque evidentemente, hay muchos anglosajones entre los comensales.
En el Bernie’s encontrarás también una buena variedad de cervezas, salchichas tradicionales, sandwiches bien cargados… Y tiene muy buenos precios. Para que te hagas una idea, por menos de 8 euros tienes un desayuno tradicional inglés compuesto por alubias con tomate, dos huevos fritos, dos tiras de bacon, dos pequeñas salchichas, unas rodajas de tomate natural a la plancha y dos tostadas de pan de molde con mantequilla y mermelada. En principio es un desayuno para uno, por eso también incluye un café, un té o un zumo de naranja (a elegir), pero a no ser que tengas mucha hambre, no es en absoluto mala idea compartirlo.
La playa ofrece bonitas estampas. No faltan los espigones que se adentran en el mar, ideales para sentarse y leer escuchando el romper de las olas o echar una caña, si te gusta la pesca. También hay una curiosa escultura en la arena: el “Monumento al pescador” del mutxamelero Arcadi Blasco (1928-2013). Está rodeada de polémica porque en origen se situaba dentro del mar, pero al regenerar la playa, quedó como está ahora, en la arena. El escultor denunció y ganó, y según la sentencia, la obra debería volver al mar. Yo recuerdo pasármelo pipa cuando era pequeña nadando a su alrededor, así que por los niños del futuro, espero que se acate.
Como adivinaréis por su nombre, el Restaurante da Riccardo de Maria, ofrece buena cocina italiana. La Peña es un clásico para comer arroces, pescados y mariscos. Tiene un menú con arroz a banda como plato principal por unos 20 euros, aunque puedes gastarte muuucho más…
Si no queres comer, sólo tomar algo, al final del paseo encontramos dos buenos sitios: la Heladería Jijona, ideal para disfrutar de los helados artesanos tan típicos de nuestra tierra, y un pub muy acogedor que lleva abierto desde 1972, El Lobo Marino.
El paseo propiamente dicho acaba, pero podemos seguir andando dejando a nuestra derecha la Cofradía de pescadores para llegar al puerto deportivo. A nuestra izquierda hay un descampado que sirve de parking, y aquí encontraremos el restaurante Bon Sol, otro clásico de cocina mediterránea y alicantina. La ensalada de la casa, con salazones y queso fresco, está riquísima. Sirven cerveza belga, y si te gusta, no te pierdas la mezcla de rubia y negra.
Si en vez de girar hacia el Bon Sol seguimos andando por al lado de los barquitos del puerto deportivo, llegamos al chiringuito donde se puede tomar un aperitivo o comer disfrutando de estas vistas. La torre defensiva que vemos en lo alto se llama Torre de l’Illeta y se erigió entre 1954 y 1957.
Girando a la derecha, pasando el chiringuito, llegamos al restaurante del Club naútico, con cocina tradicional mediterránea de gran calidad y una cuidada carta de vinos. Para que os hagáis una idea de los precios, ofrecen menús diarios por 25 euros.
Desde el Club naútico, subiendo por la cuesta de entrada al parking y dejando a nuestra izquierda el cuartel de la Guardia Civil, llegamos a un yacimiento arqueológico de restos íbero – romanos que podemos visitar pagando una entrada de un par de euros.
Seguimos el sendero que rodea el yacimiento, caminando por el borde del mar, y alcanzamos los Baños de la Reina, un enclave formado por una especie de piscinas de roca que, se cree, datan del tercer milenio a.C. Todo apunta a que las “piscinas” se usaban como piscifactorías en la época romana, pero la creencia popular mantiene que aquí se bañaba una reina mora, y de ahí su nombre.
Venir en verano y bañarse es un lujo porque las aguas son cristalinas y hay muchos puntos desde los que saltar (¡Cuidado con las rocas!). Como sucede en los espigones, no es raro ver pescadores lanzando sus cañas, otra cosa con la que debemos tener mucho cuidado, sobre todo si vamos ataviados con gafas y tubo en busca de bancos de pececillos.
Descubre en este vídeo qué más ofrece El Campello: