Ya estamos en primavera y las suaves temperaturas de la Costa Blanca invitan a disfrutar de sus playas. En esta entrada te hablo del buceo en el trozo de Mediterráneo que baña las costas de Alicante: épocas optimas para hacer inmersiones, fauna y flora característica, equipamiento adecuado, propuesta de rutas…
CUÁNDO BUCEAR
El clima de la costa alicantina es suave, y la temperatura del mar cerca de la costa y a pocos metros de profundidad oscila entre los 21 y los 26° en verano y entre los 10 y los 15 ° en invierno. Pero nuestra meteorología también se caracteriza por el viento, que a menudo repercute en el mar y dificulta la visibilidad para el buceo. Otras veces el día en la superficie es fantástico pero tampoco se puede bucear porque el viento originado en áreas alejadas provoca mar de fondo. En definitiva, es imprescindible consultar el parte meteorológico antes de planificar una salida de buceo.
Pero en general, la mejor época para bucear en la Costa Blanca es desde finales de abril hasta principios de noviembre. La temperatura del mar en estos meses oscila entre los 16 y los 26 grados, por lo que el traje debe ser el adecuado. Complementos como capucha o calcetines de neopreno son más que recomendables para estar a gusto. Si eres de fuera y se te ha olvidado algo, Casco Antiguo tiene tienda en la ciudad de Alicante.
FAUNA MARINA: TESOROS A ESCASOS METROS DE PROFUNDIDAD
En nuestra costa, y tan solo a unos 3 o 4 metros de profundidad, es habitual encontrar mojarras, peces doncella, espectaculares bancos de salpas, vaquillas, estrellas de mar rojas y moradas, pepinos de mar o bancos de castañuelas que parecen nubes. También hay pulpos, sobre todo en Calpe y en la Isla Mitjana. Las inmersiones nocturnas son ideales para verlos, por la noche salen de sus escondrijos para comer.
En Tabarca hay meros; las nacras se encuentran especialmente en la isla de Benidorm, en la montaña submarina próxima a la isla, la Llosa, y en Calpe. Y en estos puntos, además de en Tabarca, se pueden ver morenas, pero a más profundidad. Y si tienes suerte, en la isla de Benidorm encontrarás águilas y alguna barracuda (con mucha suerte).
Los alrededores de la Isla de Tabarca constituyen una Reserva Marina, lo que significa que la fauna y la flora es muy abundante y las inmersiones son espectaculares, pero también limitadas. Se necesita un permiso especial y tramitar documentación, así que deberás planificar y gestionar esta salida con tiempo. Si lo que te gusta es la espeleología submarina, la Cova del Moraig ofrece una ruta de buceo muy interesante.
Por requisito legal y por cuestiones de seguridad, lo mejor es bucear con clubes de buceo. Además, te garantizarás salidas por los mejores sitios. Algunos clubes que organizan salidas guiadas de buceo y snorkeling son Nisos, Ali-sub o Posidoniaecosports, que cuenta con biólogos marinos muy majos que te explicarán a la perfección todo lo que veas en la inmersión.
FLORA MARINA: POSIDONIA, ECOSISTEMA FUNDAMENTAL
La flora marina por excelencia del Mediterráneo es la posidonia. Estas plantas conforman un ecosistema fundamental para el mantenimiento de la biodiversidad: son hogar y fuente de alimento de multitud de especies, como explican en esta interesantísima entrada, y una sola hectárea tiene la capacidad de convertir tanto dióxido de carbono en oxígeno como cinco hectáreas de selva amazónica, según podemos leer en un artículo de RTVE.
Además, la posidonia protege la costa porque atenúa la fuerza de las corrientes marinas y retiene la arena en el litoral, pero por desgracia constituye uno de los ecosistemas más amenazados del planeta y las praderas de posidonia son cada vez más pequeñas.
Otra planta muy común y abundante es la cymodosea nodosa; en cuanto a las algas, destacan la padina pavonica o cola de pavo y la acetabularia acetabulum o seta de mar.