Cada mes, la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente da protagonismo a uno de los 22 parques naturales de la Comunidad Valenciana y organiza actividades para que podamos disfrutarlos y conocerlos en profundidad. Este marzo de 2014 el Parc Natural del Mes es el de les Salines de Santa Pola, así que nos apuntamos a una visita guiada para conocer el proceso de colecta de la sal marina.
Nosotros visitamos las 300 hectáreas de la explotación salinera de Bonmatí, pero en las 2.470 hectáreas que conforman las Salinas de Santa Pola se pueden recorrer playas, dunas y lagunas de agua dulce. Es un paraje fantástico para avistar aves limícolas y anátidas ataviados de prismáticos; hay colonias de cría de especies como la avoceta o la cerceta pardilla, difícil de encontrar en Europa, y aves de paso como la aguja colinegra o el pato colorado.
El punto de encuentro de la excursión era el Museo de la Sal, y allí aprendimos más sobre esta actividad económica fundamental en la zona y descubrimos los distintos tipos de sales húmedas y secas y sus múltiples usos. Ademas, el museo cuenta con un telescopio para ver a la perfección una de las lagunas. Nosotros tuvimos la gran suerte de poder disfrutar de los flamencos rosas y sus crías grises.
Desde el museo, fuimos en coche a las Salinas de Bonmati, para conocer in situ el proceso de extracción de sal, que es muy sencillo: el agua del mar se va rotando por un circuito de balsas para que vaya evaporándose dejando cada vez mayor concentración salina.
El agua marina entra por un canal y se bombea para impulsarla al circuito de balsas. En los primeros estanques comienza la decantación de impurezas, y a medida que el agua avanza, las balsas dismunuyen su tamaño porque el líquido va menguando, se va evaporando, y la concentración salina va incrementándose.
En la última de las balsas la concentración es tal, que sólo sobreviven en ella las bacterias halófilas. La variedad alicantina de esta bacteria es la más resistente, tolera una concentración de hasta el 34% de cloruro sódico o sal, y confieren a estas balsas un maravilloso tono rosáceo.
La ‘cosecha’ anual de Bonmatí es modesta, de unas 30 o 35.000 toneladas si las condiciones climáticas son buenas, y las salinas no se explotan todo el año. Sin embargo, en las salinas de Torrevieja la producción supera las 750.000 toneladas anuales. Esto se debe a su mayor extensión, a que la explotación sólo se interrumpe un mes al año, a que la sal se saca del fondo marítimo con barcos y a que se recurre al Cabezo de sal de Pinoso, principal proveedor.
Las Salinas de Bonmatí se pusieron en funcionamiento en el 1890 y se empleaban mulas para el transporte de la sal, por eso en el entorno había establos. Una mula era capaz de transportar hasta 20 carretas, pero en la actualidad todo está mecanizado.
Curiosidades:
- Los salineros llaman ‘garberas’ a las espectaculares montañas de sal y se refieren al proceso de explotación como ‘cosecha’.
- La sal procede de dos fuentes, de las minas subterráneas o a partir de salinas, del agua de mar. Pero como pertenece a la categoría de los minerales, su elaboración siempre se considera actividad minera.
- Los flamencos nacen con un tono grisáceo y van adquiriendo sus característico color rosado con la ingesta de artemia salina, una especie de gamba que también nace transparente y se vuelve rosa al crecer.
- En las Salinas de Santa Pola la población de artemia salina es muy elevada, se reproduce en abundancia y es altamente resistente, pero también hay una especia invasora que al reproducirse con la autóctona genera individuos que no son fértiles.